Por fortuna, en 1968 Ariel hace su entrada triunfal con el lanzamiento del primer detergente en polvo para lavar a mano, un producto que marcó un antes y un después en cientos de hogares mexicanos. A partir de ese momento, Ariel se ha caracterizado, año tras año, por la innovación y la creación de productos que se adaptan a las necesidades de sus consumidoras.
Las primeras lavadoras aparecieron en Europa a principios del siglo XIX. Eran cajas de madera que se accionaban con una manivela. Luego apareció la lavadora con tambor giratorio después de probar varios mecanismos, llegaron las lavadoras semi automáticas con motor eléctrico y sistema de desagüe. En la década de los 70, las lavadoras fueron una total revolución que planteaba nuevos retos: las máquinas eran el electrodoméstico más popular, pero no lavaban tan bien como las personas.
La calidad de lavado que ofrecían las lavadoras de la época, más que un problema, significó una inspiración para formular productos que pudieran cuidar cada prenda de vestir. Así Ariel creó un detergente pensado especialmente para máquinas de lavar. La marca y sus productos iban de la mano con la tecnología de electrodomésticos, para hacer del lavado una tarea cada vez más sencilla.
La guerra contra las manchas y la grasa continuó y Ariel siempre salió victorioso, cambiando la categoría de detergentes y convirtiéndose en una referencia de calidad para los mexicanos. Por fin era posible conservar en buen estado, y cuidando los colores originales, prendas de vestir, ropa de cama y mantelería de valioso significado emocional: las primeras mantas de los hijos, los manteles heredados de generación en generación, esos suéteres usados en las primeras citas y cualquier otra prenda textil que representara un momento especial en la vida de las personas.
Aunque el blanco brillante e impecable es la prueba por excelencia para cualquier detergente, los colores vibrantes de los 80 y 90 demandaban nuevas fórmulas para que cada prenda conservara su brillo y color. Las telas sintéticas de moda en esa época impulsaron la creación de una presentación de Ariel sin cloro, pero igual de potente. Los tonos fluorescentes estaban a salvo.
Llegó el nuevo milenio. Se escuchaban todo tipo de profecías para el año 2000. Cuando por fin llegó la fecha tan esperada, estos pronósticos quedaron en el olvido, sin embargo, el ritmo de vida se volvió mucho más vertiginoso, no solo en México, sino en el mundo entero. Ariel se concentró entonces en ofrecer los mejores resultados en el menor tiempo posible, tanto con sus detergentes en polvo como con sus detergentes líquidos.
Hoy en día el detergente en polvo es un clásico que cumple con las necesidades de muchas personas a quienes Ariel seguirá acompañando. El detergente líquido es una presentación que llegó para quedarse y evolucionar en todos los sentidos, manteniéndose actualizado en la tecnología de las lavadoras, la industria textil y los intereses de los consumidores.
Ariel líquido cumple con las expectativas del consumidor de hoy: ayudar a conservar el tejido de la ropa como nuevo y es un gran aliado para ahorrar energía ya que optimiza los ciclos de lavado. Ariel es una marca que va siempre a la par de los intereses de los consumidores y las necesidades del momento.
A través de toda su trayectoria durante estos 50 años, Ariel se sigue proyectando hacia el futuro, acompañando a los mexicanos en el día a día de sus hogares y complaciendo a esas amas de casa que han sido fieles consumidoras desde hace décadas. Gracias a ellas y a todos los que lo han elegido década tras década, este camino continúa, acogiendo nuevos consumidores y, por supuesto, nuevos retos.
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